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El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña


"Los amantes" del pintor René Magritte

"Para una mujer, el primer beso es el final del principio; para un hombre, el comienzo del final" *Helen Rowland, periodista y humorista estadounidense "En un beso, sabrás todo lo que he callado" *Pablo Neruda Los Amantes no saben nada e ignoran todo acerca de lo que sienten el uno por el otro, y sin embargo ese no saber es lo que los une. Magritte en este cuadro, se une a Platón, e imagina la pareja obligada a amarse en su caverna; esta subyugacion induce a la vez una sensacion de bienestar (la felicidad de poder amarse) y de malestar (el verse dominado por una pasión en conflicto con la razón) Todos nos hemos visto alguna vez condicionados o coaccionados por la razón. Nos hemos visto obligados a "esconder" o ignorar nuestros sentimientos por diversos debates originados por esta. Muchos nos preguntaremos, ¿Merece la pena arriesgarse? ¿Merece la pena darlo todo por amor? ¿O por alguien que lo único que demuestra es su más absoluta ignorancia hacia nuestra persona? ¡Sí! Merece la pena arriesgarse, pero siempre por alguien que merezca la pena. Por ello, aquella persona que te ignora, que te desprecia, que no te valora, no la merece. Hay que darlo todo, pero en el momento preciso, con la persona precisa. Porque "arriesgarse es perderse un poco, pero no arriesgarse es perderlo todo". Según Rousseau, "El ser humano es bueno por naturaleza pero la sociedad lo corrompe". El hombre es bueno en su esencia, pero el contacto con la sociedad le lleva a la corrupción, a la degradación de su bondad, de su estado primitivo. El contacto con la sociedad le lleva a comportarse de un modo que le garantice su seguridad y su supervivencia en la misma. Es una cuestión de "autoconservación". En el amor sucede lo mismo. Cuando la otra persona se comporta de una forma egoísta, y a su vez no nos demuestra un mínimo de interés, nos vemos "obligados" a comportarnos de la misma forma. Es el "rencor" o el "dolor" mismo sufrido, el que nos lleva a comportarnos del mismo modo, a conducirnos hacia nuestra propia "corrupción" como medio de supervivencia. Si esto nos sucede continuamente llegaremos a un punto en el que seremos nosotros mismos los que nos comportemos de la misma forma, nos "convertiremos" en lo que otros son o fueron: Lo que para nosotros antes era una forma totalmente equivocada de actuar será lo habitual, "hacer daño" para nosotros será algo que nos pase inadvertido. A pesar de todo, muchos somos lo que no nos damos cuenta de ello, o lo que es peor, nos damos cuenta pero nos resulta tan doloroso que tratamos de engañarnos a nosotros mismos. Por ello, aunque recibamos un trato que no nos merecemos, no nos hacemos valer, y no debería ser así. Nadie es más que nosotros, ni nosotros somos más que nadie. A aquel que no nos valore, que no nos quiera, hay que darle puerta, enseñarle el camino de vuelta. No nos debemos dejar engañar. Siempre hay que ser sincero, porque la verdad duele, pero la mentira aún más. Así que no debemos engañarnos.Hay que saber partir justo a tiempo. Soñar es gratis, pero esos sueños, esas ilusiones pueden llevarnos a una caída en picado: Así pues, hay que vivir con los pies en el suelo. Y como dice el refrán, "Mejor solo que mal acompañado".


Y es que hay que saber decir adiós cuando es necesario. ¿Qué no me quieres? ¡Ahí te quedas! Como se suele decir... "No hay peor ciego que el que no quiere ver"



Lourdes Núñez Ardila

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